Por María Belén Mejía y Lesly Vera
Texto y fotos
Tonny González
Palacios, docente universitario, escritor de temas relacionados a la historia y
educación. Autor de los libros Fracciones
de nuestra historia (2012) y Planificación,
evaluación y acreditación. Única vía para la calidad universitaria (2016)
ambos publicados por el Depu, mediante su sello editorial Mar Abierto.
Hace dos
semanas lo invitamos a dialogar en torno a sus actividades de docente y autor,
además para conocer los proyectos que como escritor se encuentra desarrollando.
¿Cuánto conocimiento debe producir un docente
universitario?
Creo que el
conocimiento que debe producir, es tan proporcional a su formación y voluntad en función de los desafíos que tenga
en la cátedra. Lo importante es encontrar una media para el docente, que se
estimule la producción del conocimiento, gestar en los estudiantes la producción
del conocimiento alrededor del desarrollo de la cátedra.
No puede ser
una producción artificial, es un hecho de fondo en donde él pueda dedicarse a
escribir, a opinar y sobre todo a concretar eso en textos.
¿Qué títulos incluye su bibliografía? y ¿Qué
objetivos ha cumplido con cada una de estas obras?
Toda
bibliografía lo que hace es orientar y ampliar conocimiento, es decir, para
producir un conocimiento tiene que informarse, leer, entonces una bibliografía
lo que hace es ampliar las temáticas que se va a enfocar, no solo sirve para
producir algo, la información produce en el ser un producto general que se lo
va a concretar en el libro. Lo que he enfocado en mi libro, sobre la evaluación,
ha sido en elementos que están presentes en varios países que han hecho
experiencia en la evaluación y acreditación institucional, de hecho ahí está la
planificación, la que se ve en todas las escuelas de administración y nosotros
sabemos que la planificación es una guía para la acción, por eso es ineludible
la gestión administrativa.
Los textos que
escribí eran para comparar los enfoques que se han hecho desde otros países en
cuanto a la evaluación, he tomado lo que dice la Ley de Educación y esos
aspectos están bien definidos en tanto a qué es evaluación, qué es
acreditación, sus objetivos, pero eso es texto literario, porque si no
aplicamos esos textos en la práctica bajo una condición racional las cosas no
van a salir.
En el 2012 el DEPU público su libro Fracciones de nuestra historia ¿Cómo fue
esta primera experiencia con el sello universitario Mar Abierto?
Bien, se promocionó
el libro en algunos eventos nacionales en donde había la exposición de Editorial
Mar Abierto. Creo que el libro cumplió su objetivo, porque a nosotros no nos
gusta escribir sobre historia, porque parece que nos agrada perder la memoria, y
una de la cosas que debemos de recuperar, a la par de nuestra identidad, es
recuperar nuestra memoria, la identidad se construye a través de una base
operativa que es la memoria histórica que tienen los pueblos, que tienen las
instituciones. Lamentablemente para situaciones de textos históricos hay poco
apoyo, pero creo que esta función nos obliga a leer permanentemente, ya sea
física o virtual, entonces hay que realizar programas para incentivar la
lectura desde la docencia.
El año pasado se publicó su libro Planificación, evaluación y acreditación.
Única vía para la calidad universitaria ¿Qué alcance ha tenido la obra
hasta la fecha?
Es una
publicación virtual y para mí sería prematuro valorar el alcance, porque se publicó
en noviembre y no sé cuál ha sido el impacto de lectura, cuantos han abierto el
libro virtual.
¿Qué objetivos ha cumplido respecto a la temática
del reciente libro publicado?
En lo personal
sí, porque yo me comprometí mucho antes con la evaluación, fui director de
evaluación y acreditación en la ciudad de Babahoyo, después he asesorado a
otras universidades sobre los procesos de evaluación y acreditación, es decir,
tengo una vivencia y eso me ha permitido acopiar conocimientos, procedimientos
y valoración de los procesos de lo que es una evaluación y una acreditación.
Creo que la
acreditación nos empuja a cambiar los procesos, los procedimientos de trabajo,
ahí nos sentiremos satisfechos. La gente observa los procesos, esos son los
retos que tenemos.
¿Cómo se siente más cómodo, escribiendo sobre temas
académicos o históricos?
Las dos cosas,
yo juego en ambos bandos; la historia es una pasión y lo académico es mi reto
de acción profesional. Como docente hay mucho que escribir, por ejemplo uno de
los temas que voy a impulsar ahora es sobre la evaluación al estudiante y al
docente, porque quien evalúa al estudiante sigue con los viejos modelos que
vienen desde el colegio, no para ver quién sabe sino para ver quien se cae,
entonces desde esa perspectiva hay que hacer de la evaluación un instrumento de
la calidad, aquí venimos profesionales de otros órdenes y venimos a repetir
como nos tomaban evaluaciones a nosotros.
¿Qué tan compleja es la vida de un académico-escritor
en nuestro tiempo?
Un poco
complejo para quien lo decide escribir, la investigación primaria y la
recopilación de investigación, al tener esa información usted levanta textos,
después hace mensajería, porque tiene que llevar ese texto y cuando no tiene
quien le publique uno tiene que sacar de su bolsillo.
¿Qué proyectos, vinculados a la escritura y
publicación de textos académicos tiene para este 2017?
El proyecto de
la revolución alfarista, y escribir algo más sobre la evaluación al docente
porque aquí hay cosas que no están bien.